Las consecuencias visibles y directas de una exposición indebida al sol son las quemaduras, donde los síntomas son enrojecimiento de la piel, molestias y dolor en algunos casos. El peligro de las quemaduras es que sus consecuencias fatales suelen aparecer después de varias décadas, a través del cáncer de piel.
Por un lado nuestro sistema inmunológico se debilita, nuestra piel
se deshidrata, se reseca y envejece prematuramente.
Además, pueden aparecer problemas de cataratas en los ojos e
incluso problemas de dermatitis a corto plazo en niños.
Y sobre todo, aumenta el riesgo de padecer cáncer de piel en el
futuro.
Es importante mencionar que el efecto negativo de los rayos
ultravioletas del sol es acumulativo, es decir, que no desaparece aunque dejemos
de tomar el sol. Se dice que la piel tiene memoria, y eso se debe a que los
rayos ultravioletas del sol son absorbidos por nuestro ADN y una prolongada y
excesiva exposición al sol puede producir alteraciones en las células, creando
células anormales que pueden causar 2 tipos de cáncer: carcinoma (el cáncer de
piel más común y menos grave, aunque necesita tratamiento) o melanoma (el
cáncer de piel menos común pero más grave ya que puede propagarse desde la piel
a otros órganos del cuerpo, pudiendo ser mortal si no se detecta a tiempo).
Lo preocupante es que estos tipos de cáncer de piel ya no se
consideran una enfermedad exclusiva en personas mayores, sino que el porcentaje
de gente afectada cada vez es mayor en adolescentes y jóvenes de 20 a 30 años.
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) afirma
que en las últimas 3 décadas ha aumentado el índice de mortalidad por melanoma
en España, siendo éste el tipo de cáncer más frecuente entre la población
española y casi todos son el resultado de demasiada exposición al sol durante
la niñez.
La buena noticia es que podemos reducir este riesgo
considerablemente protegiendo del sol nuestra piel y la de nuestros hijos,
inculcándoles desde pequeños unos buenos hábitos de protección y la importancia
que ello supone.
Según las investigaciones de la Fundación del Cáncer de Piel, y teniendo en cuenta que la mayor parte de la
exposición solar se concentra en los primeros 18 años de una persona, la
prevención desde los 6 meses y a lo largo de toda la adolescencia será la clave
para evitar posibles tumores en el futuro, ya que se reduce enormemente el
riesgo.
Te recomendamos que leas este artículo : "¿Cómo Proteger a tu Bebé del Sol?
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